Carmen Picado N.
Pérez Zeledón. Se trata de Rafael Chinchilla, quien trae en sus manos el arte de transformar un simple tronco en toda una obra.
Con su creatividad y una espátula, Rafael en cuestión de días hace magia. Este hombre, que se considera muy sencillo, recibe partes de árboles y los convierte en esculturas.
El costo por cada obra es indefinido pues depende del tamaño y lo que guste a la persona.