La Policía de Fronteras siempre cerca de los que están más lejos

0
524

Burica.  Durante un patrullaje por una de las comunidades más remotas del Pacífico sur, oficiales fronterizos aprovecharon para llevarle un cariñito a una humilde familia indígena, a la que en noviembre pasado tuvieron que auxiliar debido a problemas de salud.

Allí, en La Palma de Burica, en las márgenes del río La Peñita, en un solitario rancho de palma y piso de tierra, cerrado con bambú, lograron conversar con la señora Mélida Santos Santos, quien vive junto con sus hijas y nietas.

A principios de noviembre, durante una operación que duró dos días, los oficiales de la Policía de Fronteras lograron auxiliar a cinco miembros de esa familia.

La más grave era una nieta de doña Mélida, una bebé de tres meses, a la cual llevaron de emergencia hasta el Hospital de Ciudad Neily, luego de tener que pedir ayuda a los policías panameños para cruzar por ese hermano país.

Esta vez, transitaron el mismo camino fangoso y lleno de acantilados que recorrieron en noviembre, pero con un diario comprado por el personal destacado en el puesto de Punta Burica.

En noviembre lo único que pudieron compartir con las niñas y sus madres fueron sus botellas de agua durante el recorrido desde el rancho hasta el puesto policial.

Esa vez, tras observar las precarias condiciones en que vivía la familia, los oficiales se prometieron a sí mismos regresar con algo más y, esta semana, por fin cumplieron la promesa.

Ahora, gracias a policías que cuidan el más extremo punto fronterizo en el sur del territorio nacional, la familia de doña Mélida tendrá algo más que compartir con sus hijas y nietas esta Navidad.