Para llegar hasta un rancho donde estaba gravemente enferma una bebé de cinco meses era necesario caminar más de dos horas, depender de la marea, y bordear varios acantilados, un duro trayecto que incluía además fuertes temperaturas.
No cualquiera se ofrecería para esta misión, pero dieron el paso al frente sin pensar en calamidades ni los peligros que implicaría la misión. La vida de una pequeña estaba en juego.
Oficiales de la Policía de Fronteras del Ministerio de Seguridad fueron los primeros en responder al pedido de ayuda médica, iniciando así una pesada travesía en la zona de Punta Burica, zona sur del país, fronteriza con Panamá.
Tres agentes, cargando mochilas, armas, agua y alimentos, recorrieron muchos kilómetros, en un terreno empinado casi de principio a fin, atravesando un sector costero con la marea baja hasta llegar a su objetivo.
Solo personas con mística y buena condición física podrían lograr lo que hicieron estos tres policías de Fronteras.
Bañados en sudor, cansados, pero no rendidos, arribaron el martes hasta un sitio alejado conocido como La Palma para confirmar la primera alerta. En efecto, una bebé de apenas cinco meses sufría un serio problema de salud y debía ser trasladada de inmediato a un centro médico.
En esta comunidad no hay doctores, dispensarios, atención médica, nada, solo montañas y acantilados. Y más, allá el impasable océano.
Los oficiales de la Policía de Fronteras coordinaron de inmediato con el Servicio de Vigilancia Aérea de Seguridad Pública y prepararon a la pequeña paciente para trasladarla en brazos hasta un sitio donde bajaría el helicóptero policial.
La marcha de regreso, igualmente penosa, fue dura, pero nada detendría a los policías, ni la sed ni dolores musculares, para tranquilidad y alegría de la madre y el padre de la criatura que los seguían presurosos por el angosto camino, entre laderas y precipicios.
El helicóptero MSP007, del SVA, aterrizó con éxito y un paramédico auscultó a la bebé suministrándole ayuda básica para su inmediato traslado hasta el hospital de Ciudad Neily.
Allí, recibe atención actualmente y se encuentra en franca recuperación.
No hay sacrificio cuando se sirve con Honor y Amor al prójimo y los policías de Seguridad Pública que intervinieron en esta exitosa operación lo saben.
“Uno no piensa en peligros ni en el cansancio. Solo en salvar una vida, en servir a la ciudadanía. La vida de esta bebé lo vale todo”, comentó uno de los oficiales orgulloso de la profesión que escogió: Servir a la Patria.