Proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria y evitar el consumo de tabaco y nicotina

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Pérez Zeledón. El 31 de mayo de cada año, la Organización Mundial de la Salud (OMS), países asociados y organizaciones de la sociedad civil de todo el mundo, conmemoran el Día Mundial Sin Tabaco; este día se convierte en una oportunidad para aquellos que trabajan en la protección de la salud contra el consumo de tabaco y la nicotina, dedicándolo a resaltar los riesgos relacionados a dicha práctica.

Además de promover políticas de salud pública para proteger la salud y el bienestar de la población.

Cada año se escoge un tema diferente para recordar a quienes diseñan las políticas públicas y trabajan en el control de tabaco, que debe ponérsele especial atención a una situación determinada o a una población en particular; es por lo que, para el año 2020 se ha definido como lema: “Proteger a los jóvenes de la manipulación de la industria y evitar el consumo de tabaco y nicotina”

Ha sido de preocupación para las autoridades de salud de la mayoría de los países del mundo, los niveles de consumo de cigarrillos convencionales y en especial de cigarrillos electrónicos o vaporizadores que han alcanzado los jóvenes y adolescentes, en especial, en reacción a las agresivas estrategias diseñadas por la industria del tabaco para mantenerlos como un grupo de consumidores que garantizarían en un futuro, la sostenibilidad de su negocio.

De ahí que las poblaciones de niños, adolescentes y adultos jóvenes siempre han sido el objeto más valioso de sus estrategias de investigación y promoción pues éstas son las mejores armas que tiene la industria para captar la atención y el interés de los jóvenes.

La inversión dedicada por la industria del tabaco para explorar y explotar el mercado joven, así como las diferentes estrategias utilizadas para persuadirlos ante el consumo, han sido evidenciadas por diferentes organizaciones que han estudiado los archivos de la industria.

La imagen que se diseña para cada producto y para promocionarlo como una marca juvenil, que brinda cierta popularidad, independencia, estatus, etc., así como la adición de sabores atrayentes y apetecibles y la incorporación de innovaciones tecnológicas que se han vuelto tan populares entre los jóvenes como es el caso de los cigarrillos electrónicos, son solo una muestra de la necesidad que tiene la industria del tabaco de atraer el interés de esa población tan preciada para ellos, y a la vez tan vulnerable y sensible, como fácil de convencer.

Los estudios demuestran que cuanta más publicidad vean los adolescentes, más alta es la probabilidad de que se inicien en el consumo de productos de tabaco y nicotina, pero, además observar a personajes o “influencers” admirados por ellos consumiendo estos productos, hacen que la probabilidad de que los consuman sea más alta.

Todas estas son estrategias utilizadas por quienes tienen como prioridad aumentar día con día sus ganancias.

Por ello, es importante que los gobiernos diseñen legislación robusta que permita implementar políticas de salud que protejan a esa población y no admitan que, bajo falsas demostraciones de interés y preocupación, la industria tabacalera intervenga en la definición de esas políticas, manipulándolas o impidiendo su desarrollo.

El cumplimiento del Convenio Marco de la OMS para el Control de Tabaco por parte de los gobiernos debe ser una obligación absoluta, pero además, éstos deben poner atención a los programas escudados detrás de políticas empresariales de responsabilidad social cuyo supuesto interés público, es prevenir el consumo en aquellos que luego, utilizando otras armas, atacan sin piedad.