Golfito. El Tribunal de Flagrancia de Corredores, sentenció a un vecino de Puerto Jiménez de Golfito a dos años y diez meses de prisión y al pago de una multa de 1,8 millones de colones, por infracción a la Ley de Conservación de Vida Silvestre, tras una denuncia interpuesta por funcionarios del Sistema Nacional de Áreas de Conservación.
Los hechos denunciados se dieron a finales del mes de setiembre, cuando en un operativo de montaña, los funcionarios de la Reserva Forestal Golfo Dulce del Área de Conservación Osa (ACOSA) ubicaron en un área boscosa del sector conocido como La Balsa de Puerto Jiménez, a una persona que portaba un arma de fuego, dos perros de cacería y un paquete con carne de saíno.
Según se indica la sentencia, a través de un proceso abreviado, donde el imputado reconoce su responsabilidad en los hechos denunciados, se estableció que por los delitos de trasiego de vida silvestre y portación ilegal de arma permitida, se le impuso al imputado una pena de 2 años y diez meses de prisión, pero se le brindó el beneficio de ejecución condicional de la pena.
Y por tres años deberá abstenerse de cometer algún otro delito penal, con la condición especial de que debe abstenerse de cometer delitos de la misma especie.
El monto de la multa, se establece como parte de la acción civil resarcitoria solicitada por la Procuraduría General de la República, con base en la valoración económica del daño ambiental causado a la sociedad por la eliminación de un saíno, donde parte de su valoración incluye el valor de conservación de esta especie y sus potenciales aportes al turismo en la zona.
Laura Rivera Quintanilla, Directora Regional del ACOSA, indicó que ojalá este tipo de sentencias sirvan como ejemplo para que las personas que continúan realizando la ilegal práctica de la cacería, tomen conciencia de la graves implicaciones penales y económicas que acarrea incumplir con las disposiciones de la Ley General de Conservación de la Vida Silvestre.
Precisó que el resultado del operativo realizado en La Balsa, debe generar un efecto disuasivo entre las personas que acostumbran a practicar la cacería, ya que están invirtiendo importantes recursos en mejorar el entrenamiento y el equipamiento de los funcionarios, para que puedan permanecer varios días en la montaña sin ser detectados, de forma tal, que puedan interceptar a los cazadores.